Las imágenes, que son de tamaño real, son elaboradas con arcilla, sigse y huesos (de aves y cerdos) molidos para obtener el polvo que les da el acabado. Están pintadas con colores de pigmentos naturales y tienen cabellos reales donados por los salasacas.
El museo empieza con la muestra de fotografías sobre diferentes acontecimientos que se dieron en Salasaca, desde 1930, tras la llegada de religiosas y sacerdotes a evangelizar. Hay salas acondicionadas en chozas con techos de paja que representan las fiestas de los caporales y capitanes, del Pauca Raymi (fiesta del cambio de estación o de año nuevo) e Inti Raymi (fiesta del sol), así como matrimonios indígenas, rituales al sol y de ofrendas en el Día de los Difuntos.